Hace unos días, un perro guardián, de esos que se pasan el día vigilando cosas atados a la mano de un hombre que busca algo con que distraerse sin que se note, se hartó de montar guardia y se puso a jugar con los montones de osos de peluche de la exposición en la que trabajaba.
Claro, el perro no podía saber que ahí se encontraba el valioso Oso de Peluche (con mayúsculas, excepción en este blog, dada su importancia y estado de salud reservado) que perteneció a Elvis Presley: Mabel
Ironías del destino, Elvis le dedicó a su peluche una canción… en la letra ya lo decía «no quiero ser un tigre, porque son demasiado brutos jugando»
al
Pobre perro. Yo creo que lo provocaron, en plan Materazzi.
ariadna
yo creo que buscaba un amigo
guinho
inocencia o rebeldia contra la estupidez? o incocencia y rebeldia contra la estupidez? o nada de eso y solo quería jugar? habria que preguntarle al perro, pero dudo que se acuerde.